El envejecimiento y el ciclo vital
La población mundial está envejeciendo a pasos acelerados.
Entre 2000 y 2050, la proporción de los habitantes del planeta
mayores de 60 años se duplicará, pasando del 11% al 22%. En números absolutos,
este grupo de edad pasará de 605 millones a 2000 millones en el transcurso de
medio siglo.
El cambio demográfico será más rápido e intenso en los países de ingresos bajos y medianos.
Por ejemplo, tuvieron que trascurrir 100 años para que en Francia
el grupo de habitantes de 65 años o más se duplicara de un 7% a un 14%. Por el
contrario, en países como el Brasil y China esa duplicación ocurrirá en menos de
25 años.
Habrá en el mundo más personas octogenarias y nonagenarias que nunca antes.
Por ejemplo, entre 2000 y 2050 la cantidad de personas de 80 años o
más aumentará casi cuatro veces hasta alcanzar los 395 millones. Es un
acontecimiento sin precedentes en la historia que la mayoría de las personas de
edad madura e incluso mayores tengan unos padres vivos, como ya ocurre en
nuestros días. Ello significa que una cantidad mayor de los niños conocerán a
sus abuelos e incluso sus bisabuelos, en especial sus bisabuelas. En efecto, las
mujeres viven por término medio entre 6 y 8 años más que los
hombres.
El hecho de que podamos envejecer bien depende de muchos factores.
La capacidad funcional de una persona aumenta en los primeros años
de la vida, alcanza la cúspide al comienzo de la edad adulta y, naturalmente, a
partir de entonces empieza a declinar. El ritmo del descenso está determinado,
al menos en parte, por nuestro comportamiento y las cosas a las que nos
exponemos a lo largo de la vida. Entre ellas cabe mencionar lo que comemos, la
actividad física que desplegamos y nuestra exposición a riesgos como el hábito
de fumar, el consumo nocivo de alcohol o la exposición a sustancias
tóxicas.
Incluso en los países pobres, la mayoría de las personas de edad mueren de enfermedades no transmisibles.
Incluso en los países pobres, la mayoría de las personas de edad
mueren de enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías, el cáncer y la
diabetes, en vez de infecciones y parasitosis. Además, es frecuente que las
personas mayores padezcan varios problemas de salud al mismo tiempo, como
diabetes y cardiopatías.
En todo el mundo, muchas personas de edad avanzada están en riesgo de ser maltratadas.
En los países desarrollados, entre un 4% y un 6% de las personas
mayores han sufrido alguna forma de maltrato en casa. En los centros
asistenciales como los asilos, se cometen actos abusivos como maniatar a los
pacientes, atentar contra su dignidad (por ejemplo, al no cambiarles la ropa
sucia) y negarles premeditadamente una buena asistencia (como permitir que se
les formen úlceras por presión). El maltrato de los ancianos puede ocasionar
daños físicos graves y consecuencias psíquicas de larga
duración.
La necesidad de asistencia a largo plazo está aumentando.
Se pronostica que de aquí al año 2050 la cantidad de ancianos que
no pueden valerse por sí mismos se multiplicará por cuatro en los países en
desarrollo. Muchos ancianos de edad muy avanzada pierden la capacidad de vivir
independientemente porque padecen limitaciones de la movilidad, fragilidad u
otros problemas físicos o mentales. Muchos necesitan alguna forma de asistencia
a largo plazo, que puede consistir en cuidados domiciliarios o comunitarios y
ayuda para la vida cotidiana, reclusión en asilos y estadías prolongadas en
hospitales.
A medida que las personas vivan más tiempo, en todo el mundo se producirá un aumento espectacular de la cantidad de casos de demencia, como la enfermedad de Alzheimer.
El riesgo de padecer demencia aumenta netamente con la edad y se
calcula que entre un 25% y un 30% de las personas de 85 años o más padecen
cierto grado de deterioro cognoscitivo. En los países de ingresos bajos y
medianos los ancianos aquejados de demencia por lo general no tienen acceso a la
atención asequible a largo plazo que su afección puede requerir. Muchas veces,
la familia no recibe ayuda gubernamental para ayudar a cuidar de estos pacientes
en casa.
En las emergencias, las personas mayores pueden ser especialmente vulnerables.
Cuando las comunidades son desplazadas por desastres naturales o
conflictos armados, puede ocurrir que los ancianos sean incapaces de huir o de
viajar grandes distancias, por lo cual se los abandona. Por el contrario, en
muchas situaciones estas personas pueden ser un recurso valioso para sus
comunidades y en la prestación de la ayuda humanitaria cuando se involucran como
líderes comunitarios.
Fuente: http://www.who.int/ageing/about/facts/es/
Fuente: http://www.who.int/ageing/about/facts/es/
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