martes, 9 de septiembre de 2014

La publicidad y La vejez

El mercado y la publicidad empiezan a fijarse en la vejez 

Aunque no aparecen a cada momento, los comerciales de televisión que promocionan productos para adultos mayores son cada vez más comunes en nuestro medio. La oferta es variada. Desde el pegajoso anuncio de los descuentos de Mifarma, con el ya clásico “Ponte linda, bombón”, pasando por la sonriente publicidad de los fijadores para prótesis dentales de Corega, hasta los ágiles bailes con ropa interior especial o pañales de Plenitud. Poco a poco los avisos del espectro televisivo, la publicidad estática de la ciudad y la de los medios impresos van poniendo el ojo en el segmento de tercera edad de la población peruana, el cual sigue la tendencia mundial de franco aumento. Y en todos los casos, los mensajes son entusiastas y divorciados de todo halo que refleje un ocaso de la vida.
Para Alberto Haito Moarri, director de Arellano Marketing, cada vez hay más gente adulta mayor con mayor capacidad de gasto o, en último caso, con hijos que les pueden pagar cosas. “El segmento poblacional de la tercera edad crece en número y en poder adquisitivo. Y seguirá creciendo, igual que la carga publicitaria que lo tiene como objetivo. Es un público proactivo y ya no deprimido o acurrucado en un lecho de achaques”, dice Haito. A finales del mes pasado, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) informó que en el Perú había 2’807.000 personas de 60 a más años, y que la esperanza de vida para el quinquenio 2010-2015, con relación al 2005-2010, había aumentado de 81 a 83 años para las damas y de 79 a 80 años para los varones. “Poco a poco la oferta se sofisticará. Pasaremos de productos generales a productos específicos, como tipos de pañales, por ejemplo”, acota Haito. Ricardo Cueva, director de Ipsos Marketing, sostiene que las industrias farmacéuticas y de ocio están tomando conciencia de ese nuevo consumidor adulto mayor, especialmente de las clases media alta y alta, que hoy tiene 60 años, que hace solo 20 era muy productivo, que supo ahorrar y que ya no tiene carga familiar. “Según nuestros estudios, es gente tecnologizada, que quiere disfrutar y que, en muchos casos, anhela un nuevo inicio empresarial”, refiere Cueva. Advierte que en las clases populares el adulto mayor sigue trabajando de manera independiente, siempre para el día. “Es un consumidor más conservador, pero igual presente”, subraya. El economista Jorge González Izquierdo explica que ya acabó el ‘baby boom’ que comenzó a finales de los años 60. “La población peruana ha empezado a envejecer, y es una población activa económicamente. Las industrias han comenzado a darse cuenta de ese nuevo mercado virgen y atractivo, y apuntan a él”, indica González Izquierdo. Un representante de este segmento es el actor y corredor de seguros Gustavo Casalino. En el video que acompaña esta nota, mira la entrevista con el protagonista de un spot publicitario de una conocida cadena de farmacias.

Diversión entre amigas

El encanto de divertidas jornadas de teatro entre amigas

Adultas mayores de la Asociación Cultural Campo Abierto reponen una jocosa obra el 22 y 24 de enero en su local de Miraflores

LUIS SILVA NOLE
Manos juntas, entrelazadas con un rosario y casi pegadas al pecho. Ojos cerrados y rostro de angustia. Doña Petra (Carmen Funke de Del Solar, de 84 años) se encomienda a todos los santos. Teme que el vampiro la ataque, como ya lo hizo con los otros personajes.
El ensayo tiene esa mezcla de diversión y disciplina que vuelve adictivas a ciertas actividades. De pronto, el director Luis Valenzuela Cuadros hace una mueca de inconformidad. Conclusión: se necesita una última práctica del tercer acto en una fecha previa al ensayo general, que vendrá con luces, vestuario, sonido y toda la parafernalia de una puesta en escena.
La obra se llama “El vampiro de la calle Claudio Coello”, escrita por Juan Ignacio Luca de Tena y adaptada por el propio Valenzuela. El grupo de teatro de la Asociación Cultural Campo Abierto, integrado por un puñado de damas de la tercera edad, la protagonizará nuevamente, a pedido del público, dentro de diez días en su local ubicado en Miraflores.

“Antes nunca había actuado. Escuchar los aplausos es indescriptible. El teatro ha cambiado mi vida de una forma increíble. La volteó de golpe, como a una tortilla. Desde que empecé a hacer teatro con las chicas me he vuelto bien ‘aventada’. Antes era muy tímida”, dice, entre risas, Carmen, metida con zapatos y todo en su personaje plagado de cucufatería. Y saca pecho: “¡Ah! Soy la abuela del actor Jason Day”.

Campo Abierto puso en escena la misma obra en agosto y fue un éxito. “De las ocho o nueve obras que ya hemos presentado, es la primera que repetimos. Somos una asociación cultural sin fines de lucro, pero, fundamentalmente, un grupo muy bonito. Somos muy amigas, nos queremos mucho”, refiere Marta Schlappi de Phillips, de 87 años y copresidenta de Campo Abierto, al igual que las señoras Paquita Montero de Arias Schreiber y Eliane Berlinger.
Multifacética, Marta, quien coordina las charlas culturales que cada miércoles ofrece Campo Abierto, tiene el papel de Don Obdulio, un malgeniado caballero que se roba el protagonismo en la obra vampiresca. Además, esta incansable promotora ha llegado a dirigir un centro de integración para menores en abandono y dos casas para madres solteras.
“Las señoras de la tercera edad me contagian su energía y experiencia de vida. Se ha formado un grupo cohesionado y lleno de cariño. Vengan a ver la obra y comprobarán lo que ellas saben hacer”, expresa el director y profesor de teatro Luis Valenzuela.
“ACTUAR NOS DESINHIBE Y MANTIENE ACTIVA NUESTRA MEMORIA”
Casi todas las integrantes del grupo de teatro de la Asociación Cultural Campo Abierto son abuelas que llenan su tiempo libre actuando, algo que las complace mucho.
“Actuar nos desinhibe y mantiene activa nuestra memoria porque estudiamos nuestras líneas. Además, nos da soltura y seguridad”, dice Mercedes Tolmos, de 85 años, quien en “El vampiro de la calle Claudio Coello” interpreta a Remigia, la cocinera.
Las otras adultas mayores que forman el elenco de esta obra, que se presentará en los próximos días, son Carmen Funke de Del Solar (Doña Petra), Marta Schlappi de Phillips (Don Obdulio), Ángela de Degennaro (La Golosinera) y Paquita Montero de Arias Schreiber (Catalina). Nelly de Plaza, también de la tercera edad, es la jefa de escena, mano derecha del director Luis Valenzuela Cuadros.
“Somos felices haciendo teatro. Es un desarrollo personal”, subraya Paquita Montero.
Para Lorenzo Rolandi, vicedecano del Colegio de Psicólogos del Perú, actividades como esta mejoran la calidad de vida de las personas adultas mayores. “Si hacen algo que les gusta, como en Campo Abierto, mejoran su autoestima y su sistema inmunológico”, explica el especialista.
También actúan en la obra señoras más jóvenes como Rita Miranda (Estrella), Zully Jacobs (Sistemática) y Marita Parodi (Luisita). Completan el elenco los actores Boris Vizcarra (Paquito), Mauricio Pappi (Prismático), Alfredo Gutiérrez (Comisario Verger) y Alonso Miranda (agente de policía). Gerardo Neumann se encarga del vestuario y el maquillaje.
Fuente: Diario El Comercio

Adultos mayores en America Latina y el Caribe

57 millones de adultos mayores en América Latina y el Caribe


En América Latina y el Caribe, las personas de edad suman alrededor de57 millones, 10% de la población total. En el lapso de cuatro décadas, su número se habrá más que triplicado, alcanzando 186 millones, lo que representará una cuarta parte de los habitantes de la región.

Se trata de una revolución silenciosa, como lo han afirmado las Naciones Unidas, que por la velocidad sin precedentes y el contexto de desigualdad en el que se produce, tendrá serias consecuencias para el desarrollo, las políticas públicas y los derechos humanos.

Estudios realizados por el CELADE-División de Población de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) concluyen que en la actualidad existe una enorme dispersión respecto a los derechos de las personas mayores en la doctrina internacional de los derechos humanos, lo cual deriva en ambigüedades para su reconocimiento y dificultades para su promoción y protección por parte de los estados, losactores internacionales y la sociedad civil.

En la actualidad, 13 países latinoamericanos cuentan con leyes de protección de los derechos de las personas mayores: Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana y la República Bolivariana de Venezuela, y al menos otros tres están trabajando en ello.

Este proceso de elaboración de normas, junto con la jurisprudencia de varios estados latinoamericanos, revela la emergencia de nuevos entendimientos y consensos en torno a los derechos de las personas de edad.
 
En este contexto, la CEPAL ha hecho una enorme contribución a la construcción de las cuestiones de las personas mayores como asuntos de derechos humanos.