Bomberos de 100 y 92 años no pierden la mística de servicio
De vez en cuando sueña con los cuerpos carbonizados de dos
niños, hijos de un sastre de Surquillo, a los que él y
sus compañeros no pudieron salvar de las llamas. Ese recuerdo es lo único que
hace que Humberto Solís Huby, quien el jueves de la
semana pasada cumplió 100 años, baje la mirada.
Apoyado en su bastón, Humberto recorre lentamente los ambientes de la Compañía
de Bomberos Miraflores N° 28, de la cual es fundador. Mira
la fecha de la inauguración, eternizada en una placa que corona la estación –13
de noviembre de 1939– y las evocaciones se agolpan en sus palabras.
“No había tanques de oxígeno ni celulares. Para llamarnos se
usaba una sirena. Al oírla todos veníamos corriendo porque vivíamos
cerca. No importaba si estábamos en nuestros trabajos o con
terno [...] Antes no había mujeres en la compañía. Hoy ellas nos
alegran la vista”, comenta el arequipeño Humberto, quien muestra orgulloso sus
carnets de bombero de hace casi ocho décadas.
EL COMPAÑERO DE SIEMPRE
“¿Qué ordenado eres, Humbertito? Guardas todo”. José Miguel Gorrio
Moscoso, de 92 años y también fundador de la compañía
miraflorina , interviene. Apoyado igualmente en un bastón, también se
pasea por la bomba. Hombres y mujeres de rojo prestan atención a cada paso de
los patriarcas del Cuerpo General de Bomberos
Voluntarios del Perú (CGBVP). Los cuidan. Los quieren.
En su juventud, Humberto fue técnico de artefactos electrodomésticos.
“Cuando entrabas en la compañía, cumplías tareas relacionadas con tu
oficio. Yo arreglaba todo lo que podía”, recuerda con
lucidez.
Él tiene 9 hijos, unos 30 nietos y 17 bisnietos. Miguel, en cambio, es
soltero y era taxista. Ambos se iniciaron como bomberos con ímpetu
veinteañero y sirvieron por 50 años en el cuerpo, del cual se retiraron
formalmente como tenientes.
“A pesar de los años, soy y me siento bombero. Nos nace dar la vida por el
prójimo. Somos ejemplos para los bomberos jóvenes. Esta compañía es
nuestra segunda casa”, dice Miguel, quien cumple años un día antes que
Humberto.
“Muchas veces la labor de los bomberos no es valorada en el país, pero los
bomberos nunca retrocedemos”, agrega el miraflorino de nacimiento.
Entre la moderna máquina que posee la escalera de bomberos más alta del Perú
–llega hasta 10 pisos– y un par de camiones rojos, Humberto deja claro que el
espíritu bomberil nace de un instinto de servir.
“Hasta ahora me preocupo por mis compañeros que están mal de salud.
Y cuando oigo pasar un camión de bomberos, siento nostalgia.
Quisiera, entonces, regresar a los 20 años. Los bomberos somos como una familia.
Dios, patria y humanidad, como dice nuestro lema”, refiere Humberto.
No recuerdan la fecha en la que pasaron sus cumpleaños batallando contra un
incendio en Ica, y coinciden en que el más complicado siniestro que enfrentaron
ocurrió hace mucho tiempo en una fábrica limeña de vidrios. “Gracias a
Dios, nunca sufrimos alguna herida de consideración”,
dicen.
Fuente: Diario el Comercio , Perú
Viernes 14 de marzo del 2014 |
Fuente: Diario el Comercio , Perú
Viernes 14 de marzo del 2014 |
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